La rebelión de los desconocidos
- Pivotando Europa
- 10 dic 2019
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El Obradoiro venció al Betis en un duelo con urgencias por alejarse del descenso.

Eugenio Muñoz Fernández
Dos equipos con necesidades se veían las caras en la mañana del domingo en el Multiusos Fontes do Sar de Santiago de Compostela. A la cancha del CAB Obradoiro llegaba un Real Betis (antiguo Baloncesto Sevilla) necesitado de la victoria para alejarse de los puestos de descenso de la Liga ACB. Por su parte, los locales también buscaban dejar atrás el abismo que supone caer a las dos últimas posiciones. Posteriormente, se demostraría que fue un duelo entre clubes humildes en la máxima categoría del baloncesto nacional, pero que iba a ser tan vibrante como los mejores imaginables.
Antes de que la pelota fuese lanzada al aire del coliseo santiagués se vivieron momentos de emoción. Primero sonó el especial y espectacular Miudiño con el que los aficionados locales hacen su acto de presencia. Después, durante la presentación de los equipos, el respetable gallego ovacionó a uno de los suyos. El pivot bético Shane Whittington fue aplaudido pues su pasado jugando para los de Sar estuvo lleno de luces y grandes momentos.
El cariño hacia un rival se terminó en cuanto los colegiados Peruga, Torres y Baena iniciaron la contienda en la que el “Obra” salió muy motivado. Los primeros minutos se tiñeron de un baloncesto intenso en la pintura, debido al trabajo en el rebote de Vladimir Brodziansky, y acertado en el 6’75, gracias a Magee, lo que impulsó a que los de Moncho consiguiesen ventaja desde los primeros instantes para terminar superando a un fallón Betis en 9 puntos (25-16). Los sevillanos no contrarrestaban a los gallegos, pues su estrella Slaughter no era suficiente.
Esta diferencia era muy interesante, pero, siguiendo la tónica de la temporada, no iba a ser aprovechada por los locales. Desde el inicio de los segundos 10 minutos regresaba el ineficaz Obradoiro fundamentado por el encadenamiento de fallos en zona defensiva. Por otro lado, los cambios del quinteto de los pupilos de Curro Segura funcionaban, especialmente el eléctrico en toda la cancha Tobias Borg, y hacían que el marcador volviese a las tablas (36-36) en el momento del descanso.
Durante el tiempo para el refrigerio no se respiraban las mejores sensaciones dentro de la hinchada local. El equipo repetía el patrón de la inconsistencia, pero ahora no es un rival superior, sino que en frente estaba un equipo de objetivos similares. Además, se instalaba el runrún de que los árbitros, sobre todo Peruga, habían fallado con estrépito. El comentario que lo definía era que “hay francotiradores en la grada”, haciendo referencia a alguna simulación de contacto por parte del conjunto andaluz.
La reanudación del choque estuvo, de nuevo, marcada por la irregularidad el lado obradoirista. En la primera mitad del tercer cuarto el Betis ponía la máxima diferencia a su favor aprovechando los errores locales. En los segundos cinco minutos volvía el mejor Obradoiro que, a partir de una sonora bronca de Moncho Fernández y un espectacular 3+1 de Fletcher Magee, remontaba y establecía la diferencia en 3 puntos a favor del lado local (58-55).
La rebelión de Moncho
En el descanso de un minuto previo al último periodo se iba a decidir el motivo de que la victoria fuese para un bando u otro. Fue por obra y gracia del alquimista de Pontepedriña. Moncho Fernández cambiaba su estrategia y ponía en pista a cinco jugadores poco habituales en estos momentos de tensión: Earl Calloway, David Navarro, Chris Czerapowicz, Maxime De Zeeuw y Nick Spires.

Y de esto va el baloncesto. Unas veces los cambios funcionan. Otras no. En el mediodía del domingo cayó del lado positivo para el Obradoiro. Desde el primer instante, Navarro y Czerapowicz no cometieron fallos desde el triple, cosa que los de club del Híspalis sí. Los santiagueses pusieron tierra de por medio y cuando AJ Slaughter comenzó a encestar era demasiado tarde.
Los 8 de Navarro y 6 de Czerapowicz fueron la penúltima piedra. La última fue puesta por el pívot Maxime De Zeeuw. El belga dominó la pintura y con una brillante acción que terminó en puntos y falta personal cerraba el partido. El jugador lanzó el puño al aire y en ese momento el pabellón estalló. La victoria era una realidad. El coraje y los menos habituales habían triunfado.
La victoria del Obra con marcador final de 82-73 hace que sumen su sexto triunfo del curso. Se alejan de unos puestos de descenso en los que se encuentra un Betis que tiene que seguir encontrando su rumbo. Los dos equipos se volverán a citar en el Pabellón de San Pablo el próximo año, hasta entonces unos y otros tienen que seguir buscando los triunfos que les aseguren una nueva temporada en la élite.
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