Reporteros sin fronteras
- Pivotando Europa
- 5 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 dic 2019
El periodismo deportivo no está exento de los inconvenientes que afectan al desarrollo habitual de la profesión. La censura, las presiones políticas o los conflictos también afectan pues las competiciones deportivas profesionales son un componente de la sociedad tanto cultural como emocional. Y, como es obvio, la Euroliga también sufre todas las consecuencias. La competición más importante del deporte de la canasta en Europa tiene equipos turcos, griegos, serbios o israelitas. Los equipos viajan semanalmente a multitud de destinos, y “viven en su mundo”, pero dentro de sociedades complejas.
Es más que conocido que el principal patrocinador de la máxima competición del baloncesto del viejo continente proviene de Turquía y sus aerolíneas nacionales. El país otomano ha sido denunciado en numerosas ocasiones por organizaciones, como Reporteros Sin Fronteras, por sus acciones que distan mucho de poder ser consideradas como democráticas. Por ejemplo, los asesinatos o encarcelamiento de periodistas. El gobierno de Erdogan ha sido denunciado por encarcelar a reporteros turcos como Ahmet Altan o Nazli Ilicak (fuente: RSF) y por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi. Por lo tanto, nos podemos preguntar: ¿por qué una competición deportiva tan prestigiosa blanquea a una empresa turca ya que la promociona sin importar que lleva por bandera a un país acusado de hechos como los relatados?
Para la relatora en España de Reporteros Sin Fronteras, Edith Rodríguez, se debe a que no hay denuncias por parte de los profesionales del periodismo. Afirma que hacer buen periodismo es imposible. Explica que “la precarización es total. Y la precarización económica debilita en gran medida a la libertad de expresión. No hay dinero y en conclusión no vemos equipos y medios con lo que no se cubren los conflictos”. Por lo tanto, quien tiene dinero tiene a los medios de comunicación en la mano. En este caso, el 49% de las aerolíneas nacionales otomanas pertenecen al estado, pagan a la Euroliga y por lo tanto, ningún trabajador se quejará de ello.
La gran pregunta ante este problema es si existe solución. Rodríguez sentencia que pasa por presionar, denunciar y cumplir con el factor más importante, educar. Si se educa en todos los niveles de la sociedad en un periodismo libre y honesto las sociedades serán más conscientes de sus inconvenientes y podrán desarrollarse correctamente. Y, de esa forma, también mejorará el deporte profesional, sus competiciones y el periodismo que se encarga de contarlo.
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